Precauciones para excavadoras de orugas en terrenos húmedos y resbaladizos

30/10/2025

Las excavadoras de orugas, gracias a su amplia superficie de contacto con el suelo y su tracción, ofrecen una ventaja significativa para operar en terrenos complejos. Sin embargo, incluso estas máquinas de gran tamaño se enfrentan a serios desafíos al trabajar en lodo, agua, nieve o suelos blandos y resbaladizos. En entornos de ingeniería como la minería, la infraestructura y los proyectos industriales, las excavadoras de orugas ofrecen una clara ventaja sobre los equipos de ruedas en terrenos blandos y resbaladizos.

No obstante, los entornos resbaladizos (como después de la lluvia, en lodo, encharcamientos y capas de arcilla blanda) también presentan numerosos riesgos potenciales: deslizamiento, hundimiento, vuelco, descarrilamiento, daños en el chasis, etc., que no solo ponen en peligro la eficiencia del trabajo, sino que también afectan directamente la seguridad del personal y del equipo. Este artículo, desde una perspectiva profesional, detalla sistemáticamente las precauciones clave necesarias para operar en terrenos húmedos y resbaladizos, combinando las características estructurales de las excavadoras de orugas, las variaciones en las condiciones del terreno y los procedimientos operativos en obra, con el objetivo de servir de referencia para el uso del equipo, la gestión de operaciones y el mantenimiento de la flota.

Precauciones para operar excavadoras de orugas en terrenos mojados y resbaladizos

1. Comprensión de la estructura del equipo y las características de interacción con el terreno

La operación segura y eficiente en superficies resbaladizas depende de una comprensión profunda de las características estructurales de las excavadoras de orugas y sus mecanismos de interacción con el terreno.

1.1 Adaptabilidad de los sistemas de orugas a superficies resbaladizas

Las excavadoras de orugas, gracias a su mecanismo de desplazamiento de "orugas + chasis", logran una gran superficie de contacto con el suelo y una baja presión unitaria sobre el terreno, lo que les confiere una ventaja sobre los equipos con ruedas en superficies blandas y resbaladizas. Investigaciones relacionadas indican que:

Los equipos de orugas pueden "distribuir su peso", lo que los hace menos propensos a atascarse en el barro y en terrenos húmedos en comparación con los equipos con ruedas.

La estructura del sistema de orugas (como cadenas, zapatas, rodillos guía, rodillos de apoyo, mecanismos de tensado, etc.) determina su rendimiento antideslizante, su capacidad de carga y su estabilidad.

Al operar en zonas húmedas o pantanosas, las zapatas especiales o las «orugas para pantanos» reducen aún más la presión sobre el suelo y aumentan la flotabilidad.

Por lo tanto, si bien las máquinas de orugas tienen ventajas en terrenos resbaladizos, esto no implica complacencia. Es necesario prepararse adecuadamente en cuanto a la estructura, la configuración de las orugas y las condiciones del terreno. 1.2 Las condiciones del terreno determinan los riesgos operativos

Los terrenos resbaladizos presentan los siguientes riesgos típicos:

Reducción de la capacidad portante de la cimentación: El agua saturada, la arcilla blanda, el limo y las zonas con agua estancada pueden provocar fácilmente que el equipo se hunda y las orugas se atasquen.

Reducción del coeficiente de fricción del suelo: La adherencia entre las orugas y el suelo se debilita, lo que provoca deslizamientos y dificulta el control direccional.

Terreno irregular con diferencias significativas de dureza: Esto puede provocar hundimientos unilaterales, inclinación y descarrilamiento de las orugas.

Visibilidad reducida y entorno operativo complejo: Los terrenos resbaladizos suelen ir acompañados de lluvia, niebla y agua estancada, lo que dificulta la toma de decisiones por parte de los operadores.

En resumen, operar excavadoras de orugas en terrenos resbaladizos requiere una gestión sistemática en cuanto a compatibilidad del equipo, habilidades operativas, pretratamiento del terreno y mantenimiento.

2. Preparación previa a la operación y evaluación del terreno

Para reducir riesgos y garantizar la estabilidad operativa, se debe realizar una preparación exhaustiva antes de comenzar la operación.

2.1 Evaluación y pretratamiento del terreno

Estudio de las condiciones del sitio: Evaluar el tipo de suelo (p. ej., arcilla, arena, limo), el contenido de humedad, la acumulación de agua, el espesor de las capas débiles, la pendiente del terreno, las condiciones de drenaje, etc. Si el terreno está muy saturado de agua o es fangoso y está sumergido, considerar posponer las operaciones o utilizar equipo flotante especializado.

Establecer una plataforma de estabilización: En terrenos resbaladizos, colocar previamente placas de acero, tablones de madera, grava o cojines de arena, o drenar y compactar el terreno primero para mejorar su capacidad portante.

Selección de maquinaria y accesorios adecuados: Si el terreno es extremadamente blando o el agua es poco profunda, considere maquinaria equipada con orugas de baja presión sobre el suelo, zapatas anchas, orugas para pantanos o chasis flotante.

Inspección de seguridad del entorno de trabajo: Verifique la presencia de áreas de acumulación de agua, riesgos de deslizamientos de tierra, drenaje adecuado en el área circundante y obstáculos o charcos profundos de lodo en el área de trabajo. Para operaciones en condiciones de lluvia, evalúe si la visibilidad y la intensidad del viento y la lluvia afectarán las operaciones.

2.2 Inspección y configuración del equipo

Estado de las orugas y el chasis: Inspeccione las placas de oruga (zapatas) para detectar desgaste severo, las cadenas y los mecanismos de tensado para verificar que no estén flojos, y los rodillos guía y de apoyo para detectar acumulación de lodo o daños. La acumulación de lodo en el chasis en condiciones de lodo afectará el movimiento y la estabilidad.

Selección del tipo de zapata de oruga: En lodo resbaladizo, utilice zapatas anchas o placas de zapata con nervaduras reforzadas para mejorar la tracción y evitar deslizamientos. Para superficies de suelo blando, considere zapatas de oruga de placa plana para aumentar el área de contacto.

Ajuste de tensión: Reducir adecuadamente la tensión de las orugas ayuda a distribuir el peso de la máquina, disminuir la presión localizada y prevenir el hundimiento. Esto es especialmente importante en superficies resbaladizas.

Inspección del sistema hidráulico y eléctrico: Al operar en condiciones resbaladizas o lluviosas, el sellado del equipo, las conexiones eléctricas y las medidas de impermeabilización son particularmente importantes. Verifique que el aceite hidráulico, los sellos y las juntas de los cables no presenten humedad ni daños.

Seguridad y capacitación del operador: Dados los riesgos específicos de las superficies resbaladizas, los operadores deben recibir capacitación en identificación de riesgos y procedimientos de emergencia, estar equipados con ropa y equipo de seguridad antideslizantes, y conocer las rutas de evacuación.

Precauciones para operar excavadoras de orugas en terrenos mojados y resbaladizos

3. Procedimientos operativos en terrenos mojados y resbaladizos

Durante el arranque, el movimiento, la excavación y la operación del equipo, se deben observar estrictamente las siguientes precauciones para mejorar la seguridad y la eficiencia.

3.1 Fase de arranque y movimiento

Arranque lentamente y acelere gradualmente, evitando aceleraciones repentinas o giros bruscos para prevenir el deslizamiento o el hundimiento de las orugas.

En pendientes pronunciadas o superficies con alternancia de grava y superficies húmedas/resbaladizas, se recomienda avanzar verticalmente (longitudinalmente) a lo largo de la pendiente en lugar de lateralmente para reducir el riesgo de vuelco.

Al entrar en la zona de trabajo, utilice las orugas para inspeccionar el terreno y detectar socavones profundos, huecos o zonas con poca estabilidad. Si se encuentran socavones importantes, se debe modificar o pavimentar el camino.

Evite avanzar en línea recta o girar en zonas con agua estancada o lodo profundo. Si es inevitable cruzar, se debe colocar una base estable o utilizar placas/remolques de acero.

3.2 Fase de excavación/operación

Ajuste del ritmo de excavación: En terrenos húmedos y resbaladizos, reduzca la velocidad de los movimientos de excavación y modere la amplitud. Evite la extensión y retracción rápidas, así como los giros bruscos de la pluma para prevenir la inestabilidad de la máquina o el deslizamiento de las orugas.

Cuando los dientes del cucharón entren en el lodo, afloje bien la tierra. Evite sumergirse directamente en lodo blando, ya que esto puede provocar hundimientos del terreno, que el equipo se hunda o que las orugas se atasquen.

Controle los cambios de carga del brazo y la cuchara: Al operar en áreas húmedas, no sobrecargue la cuchara. Evite cargarla completamente o extender el brazo al máximo, ya que esto puede causar un desplazamiento del centro de gravedad trasero, el desprendimiento de las orugas o el vuelco.

Mantenga una trayectoria de retroceso/descarga adecuada: Evite el movimiento continuo y repetido en el área de excavación para prevenir la fatiga del terreno. Al descender o retroceder, asegúrese de que la máquina no quede orientada en dirección opuesta a superficies blandas o sumideros profundos.

Precaución especial en pendientes: Al operar en pendientes, la máquina debe desplazarse en dirección ascendente o descendente, evitando el movimiento lateral. Idealmente, el ancho de la oruga debe apuntar hacia abajo durante el desplazamiento.

3.3 Seguridad y respuesta ante emergencias

Si se observa que las orugas de la máquina están muy hundidas, patinan o se inclinan en un ángulo anormal, la operación debe detenerse inmediatamente y el equipo debe trasladarse a una superficie más estable.

Si la máquina queda atascada en el barro, evite seguir forzándola. Utilice andamios, placas de acero o bloques de madera para apoyarla; si es necesario, utilice un cabrestante u otro equipo auxiliar para extraerla con cuidado.

Durante la temporada de lluvias, si se producen lluvias intensas, inundaciones, una reducción drástica de la visibilidad o un aumento del barro, suspenda inmediatamente la operación hasta que mejoren las condiciones.

4. Limpieza posterior a la operación y mantenimiento rutinario

Después de operar en terrenos mojados y resbaladizos, la limpieza y el mantenimiento del equipo son cruciales para garantizar su vida útil y la seguridad en operaciones posteriores.

Limpie el chasis y las orugas: Elimine rápidamente el barro y la arena de las orugas, las almohadillas, los rodillos y las cadenas para evitar la acumulación de barro que podría provocar que las piezas rodantes se atasquen o se desgasten más rápidamente.

Compruebe la tensión de las orugas y los componentes de posicionamiento: Después de trabajar en terrenos mojados, compruebe la tensión de las orugas, la tensión de las cadenas y si hay alguna anomalía en los rodillos y los rieles guía. Si se detecta alguna anomalía, realice los ajustes o reparaciones necesarios de inmediato.

Lubricación y prevención de la corrosión: El lodo húmedo y los ambientes con alta humedad aceleran la corrosión y el desgaste de los componentes metálicos. Las cadenas, los rodillos y los mecanismos de tensado deben lubricarse para prevenir la oxidación prematura.

Inspecciones hidráulicas y eléctricas: Revise las líneas hidráulicas para detectar lodo, gotas de agua o fugas. Verifique que las conexiones eléctricas no presenten humedad y asegúrese de que estén selladas correctamente. Esto es especialmente importante después de la lluvia.

Registros y libros de registro de trabajo: Lleve un registro de las operaciones en superficies resbaladizas, anotando las condiciones de trabajo, el estado del equipo, el desgaste de las orugas y el estado del chasis para predecir los ciclos de mantenimiento futuros.

5. Recomendaciones especiales para entornos resbaladizos/fangosos en África, Oriente Medio y Pakistán

Para algunos de nuestros clientes en África, Oriente Medio y Pakistán, pueden existir condiciones de trabajo especiales, como temporadas de lluvias, inundaciones y zonas fangosas. Las siguientes son recomendaciones complementarias:

En regiones tropicales o semiáridas, durante la temporada de lluvias, el terreno puede cambiar repentinamente de duro a blando. Preste especial atención a la aparente dureza inicial del terreno tras la lluvia: aunque parezca duro, su capacidad portante disminuye rápidamente, lo que supone un alto riesgo operativo.

En estas zonas, el drenaje suele ser deficiente. Se recomienda instalar zanjas de drenaje temporales, medidas de drenaje de taludes y colocar canales de grava o placas de acero antes de la puesta en marcha para mejorar la capacidad portante de la base.

Teniendo en cuenta la disponibilidad local de repuestos, el tipo de suelo (por ejemplo, arcilla, laterita, suelo arenoso), la red de servicios de mantenimiento y la experiencia del operador, se deben seleccionar configuraciones de fácil mantenimiento, alta fiabilidad y con materiales de oruga muy duraderos.

En estas zonas geográficas, el transporte de equipos, el acompañamiento del personal y la formación de operadores pueden ser limitados. Se recomienda incluir en el contrato de trabajo cláusulas de identificación de riesgos del terreno, procedimientos para la suspensión de las operaciones durante la temporada de lluvias y cláusulas para aumentar la frecuencia del mantenimiento de las orugas.

Para terrenos extremadamente blandos o cercanos al agua, considere utilizar equipos con chasis flotante o configuraciones de orugas para pantanos, o bien, colocar previamente placas base de soporte de carga (por ejemplo, placas de acero) para garantizar la estabilidad.

6. Resumen

Los terrenos resbaladizos suponen una prueba exigente para las capacidades combinadas de las excavadoras de orugas y sus operadores. Si bien las excavadoras de orugas ofrecen ventajas al operar en superficies resbaladizas, descuidar la preparación del equipo, la evaluación del terreno, los procedimientos operativos y el mantenimiento posterior a la operación puede provocar fácilmente problemas como hundimientos, deslizamientos, descarrilamientos y accidentes. Los puntos clave son:

La configuración del equipo debe adaptarse a las características del terreno resbaladizo (zapatas de oruga, tensión, ancho de oruga, limpieza del tren de rodaje);

El pretratamiento y la evaluación del terreno deben ser exhaustivos (colocación, drenaje, identificación de suelos blandos);

Se requiere precaución durante la operación (movimientos lentos, evitar giros bruscos, control de la carga, planificación de la trayectoria);

El mantenimiento posterior a la operación es fundamental (eliminación de lodo, inspección de orugas, lubricación, prevención de corrosión, revisiones eléctricas).

En regiones especiales (como África, Oriente Medio y países de África y Oriente Medio), se deben considerar la geología local, el clima, la logística y los recursos de mantenimiento.

Para operar en terrenos resbaladizos, la tecnología es fundamental, pero la concienciación es crucial. Cumplir estrictamente con las precauciones mencionadas y aplicar consistentemente los cuatro principios de "constancia, lentitud, meticulosidad y preparación" es esencial para garantizar una operación segura y eficiente. Toda operación exitosa en terrenos resbaladizos comienza con una preparación exhaustiva, una operación meticulosa y una vigilancia constante. En condiciones de trabajo complejas, el respeto por el riesgo y la operación estandarizada brindan una protección mucho más sólida que la carrocería de acero del equipo. Solo internalizando la concienciación sobre la seguridad y poniéndola en práctica, las excavadoras de orugas pueden avanzar con seguridad en terrenos resbaladizos y salvaguardar la construcción.

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